miércoles, 26 de agosto de 2015

¿Cómo y que debemos atar o reprender?


¿Cómo y que debemos atar o reprender?
En el evangelio de mateo 12:28,29; el señor Jesús dice:
“pero si yo por el espíritu de dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en casa del *hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.”
*el hombre fuerte simboliza al maligno y perverso satanás y sus esclavos (brujos, hechiceros, adivinos, altares de Baal, sectas satánicas, espíritus inmundos o demonios, etc.).
El espíritu santo es quien tiene la autoridad en la tierra para expulsar demonios a través de los cristianos santificados en la ministración de liberación, proclamando la palabra de dios en el nombre poderoso de Jesús. (Mr. 16:17).
Se deben probar los espíritus para discernir si son de dios; en esto conocemos el espíritu de dios:
“todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de dios.”
(1ªjn. 4:1-3; 5:6)
Atar significa: ligar, encadenar, enlazar, trabar, etc. Es por ello, que si nosotros aquí en la tierra conjuntamente con el espíritu santo, atamos al “hombre fuerte”, el señor Jesús junto al padre en el cielo, envía a sus ángeles a la tierra para deshacer toda artimaña del diablo y derribar a los demonios, echándolos a los abismos o profundidades con cadenas y grillos, en la misma presencia del espíritu santo.

¿Cómo se debe atar?
En primer lugar, dirigirse al padre en el nombre poderoso del señor Jesucristo proclamando la autoridad de dios, que es la palabra escrita en mateo 18:18 la cual dice:
“…todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo;…”
En segundo lugar, ¿el que atar? Se deben atar (encadenar, ligar, etc.) Los principados y potestades de las tinieblas y de las regiones celestes; así como también los demonios que operan en los aires, tierra y mar, y enviarlos a las profundidades o abismos en el nombre de Jesucristo.
Asimismo, nombrar las legiones o familias de demonios, tales como: adulterio espiritual: idolatría, santería, brujería, adivinación, hechicería, altares de baal y beltzebú, etc. Adulterio y fornicación carnal: lujuria, lascivia, homosexualismo (gay, lesbianismo), prostitución, pasiones desordenadas, etc. Espíritus carnales: ira, contiendas, pleitos, celos, envidias, injuria, murmuración, maldicientes, odio, raíz de amargura, palabras deshonestas, etc.: espíritus de mundanalidad y vicios: mentiras, engaño e hipocresía, glotonerías, pereza, cansancio, borracheras, drogadicción, tabaquismo, chimó, juegos al azar, usura, robo, secuestro y extorsión, amor al dinero, etc. De muerte: homicidio y suicidio, accidentes, pestes, plagas, hambre, guerras, terremotos, enfermedades como cáncer, sida, trombosis, accidentes cerebro vascular (acv) y paraplejias, infarto, etc. Y toda maldición generacional (diabetes, esquizofrenia, etc.). Espíritus enviados: duendes, oidores, de burla, destrucción de hogares, división de iglesias, de ruina y miseria, etc.

¿Cómo y que debemos desatar?
Desatar significa: desencadenar, desligar, desanudar, desamarrar, desenlazar. Cuando desatamos (liberamos), estamos proclamando la presencia y manifestación del espíritu santo, en cuanto a los dones del espíritu.
¿Cómo debemos desatar? En primer lugar dirigirse al padre celestial en el nombre glorioso del señor Jesucristo, proclamando su palabra de bendición conforme a mateo 18:18 que dice:
“… todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.”
¿Qué debemos desatar? Se debe pedir al padre celestial en el nombre de Jesús que ordene y envíe a sus ángeles ministradores y guerreros, arcángeles y serafines, para que nos den su cobertura y hagan vallado a nuestro alrededor y nos defiendan de las potestades y legiones demoníacas, de la oscuridad. Asimismo, pedirle que nos dé un avivamiento espiritual con su presencia, a través del espíritu santo; nos dé también conocimiento para entender su palabra, sabiduría de lo alto, discernimiento de espíritu, dominio propio, mansedumbre, obediencia, humildad, fe, revelación e interpretación de sueños y visiones, profecía, don de lenguas y su debida interpretación, don de sanidad y milagro, salud y fortaleza física, etc., asimismo espíritu de oración y ayuno para interceder los unos por los otros, y congregarse libremente para vigilar, predicar y servir, etc.


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