martes, 4 de agosto de 2015

TU PALABRA



Como cristianos nacidos de nuevo somos llamados y mandados a ser la luz del mundo. “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:14-16). Debemos ser los guardianes de la Palabra de Dios y reflejar su luz para que otros también puedan verla y ser salvos.


Tenemos que preguntarnos: ¿Cómo podemos esperar ser la luz del mundo si estamos pasando la mayor parte del tiempo dando tumbos en la oscuridad? La respuesta es que tenemos que leer la Escritura, la Luz que nos guiará. Debemos arrepentirnos de nuestros pecados (la oscuridad) y pedirle a Dios que nos cambie para mostrarnos su camino a través de su Palabra iluminadora. Una vez que lo hacemos podemos ser moldeados cada día más y más a la imagen de Cristo, que es la luz del mundo. “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”(Juan 8:12)

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