martes, 18 de agosto de 2015

Los que Confian

¿Dónde descansa verdaderamente su confianza? Sólo hay dos lugares para depositarla: puede ponerla en los seres humanos, o puede ponerla en Dios. Cuando confía en los hombres, es imposible ponerla en Dios, y cuando la pone en Dios, ya no es posible ponerla en las personas.
Jeremías sostuvo una batalla interna y mantuvo un debate consigo mismo respecto del este asunto de la confianza: o confiaría en el las personas que le rodeaban o confiaría en Dios y sólo en Dios. El corazón y el alma de la profecía de Jeremías gira alrededor de la pregunta: ¿Confío últimamente en Dios o en la sabiduría y fuerza humanas?
El bienestar total de una persona depende de la total confianza en Dios, no en un mismo, ni en la familia, ni en la vocación, ni en las acciones que realizamos. · Veamos tres principios que nos ayudan a entender este asunto vital de nuestra confianza

LA CONFIANZA ÚLTIMA EN LOS HUMANOS ES MALDICIÓN PARA LA VIDA.
"Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, busca apoyo en un mortal, en la fuerza humana) y su corazón se aparta de Jehová. 6Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada."
Según este pasaje, es posible vivir bajo una maldición que destroza la vida. Esta es la palabra del eterno Dios. El no desea maldecir la vida, sin embargo, la vida que pone su confianza en los simples humanos se maldice a sí misma.


¿Qué está sucediendo a su alrededor que requiere una confianza plena de parte de Ud.? ¿Alguna enfermedad?, ¿alguna relación con alguien? ¿Alguna pérdida? ¿Una decisión muy importante que tomar? ¿Dónde descansa verdaderamente su confianza? Dios busca una confianza que brote de una intención pura; no sólo se conforma con las buenas intenciones de que confiaremos en él. No pretendamos que tenemos la intención de confiar plenamente en el Señor, cuando en el fondo estamos afianzados a otras cosas. Eso es hipocresía. Y Dios juzgará sus verdaderas intenciones, pues él conoce perfectamente lo que hay en nuestro corazón. Escuche al Señor: "Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová."

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